El paisaje con el contraste entre el imponente desierto circundante, el suelo rojizo y el agua azul verdosa es una postal de una belleza poco común, casi como si no fuera de este planeta. Las cataratas del Cañón Havasu deben su color al elevado nivel de carbonato de calcio en el agua y por ese color se bautizó al pueblo como “Havasupai” que significa “el pueblo del agua azul verdosa”. Recorriendo el Cañón, que sólo puede hacerse a pie o caballo ya que no hay carreteras, nos encontraremos con tres cascadas: la Navajo, la Havasu, que es la más bella, cuyas aguas caen desde 37 metros de altura y desembocan en una piscina a la que nadie podrá resistirse a ingresar. La catarata Mooney es la tercera, un kilómetro más alejada, tiene un mirador a 64 metros de altura donde regocijar la vista con más paisajes sacados de un cuento.
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